martes, 7 de mayo de 2013

Recordando a las madres


Mayo, mes de las flores que decíamos y celebrábamos en el colegio de los frailes del baberu. Es el primer domingo del mes y desde siempre el Día de la Madre. La adversa climatología que hace tiempo venimos padeciendo nos da un respiro y luce el sol. Espléndido día de primavera en que a los hijos se nos da la oportunidad de demostrar también en día tan señalado, el cariño que sentimos por la madre.
De camino al barrio y llegado al Escorialín de Tina, uno se funde en el ambiente de aquellos años de infancia, trae a la memoria gratos episodios allí vividos y en un lamentado por incompleto ejercicio mental afloran los nombres de tanta madre de tanto Guaje, del corto tramo de los seis portales de aquella mitad de la calle E: Maruja, Lurdes, Gelos, Luisa, Aida, Gela y Anita en el nº1; Sara, Esther, Anselma, Rufa, Maruja y Quilina en el nº2; Pepa, Rosario, Chita, Lupe, Etelvina y Caridad en el nº3; Dominica, Julia, Visita, Ramonita, Matilde y Yaya en el nº4; Cristina, Eugenia, Sita, Manuela y dos mas en los bajos que no recuerdo, en el nº5; Jerónima, Benita, Germana, Isabel, Lucita y Lola en el nº6; en los portales cercanos: Carola, Rosario, Palmira, Gelina, Sabel, Gentina, Antonia, Pilar, Irene, Belarma, Gloria, Remedios, Tina, Sansa,  Lola, Maria…y tantas y tantas que harían la lista interminable. Son ellas, casi todas madres a las que debemos tanto los hijos… ¡Benditas madres! Un recuerdo para todas ellas y una visita a las que aún conservamos entre nosotros.

Voy camino de pasar  unas horas con ella y devolverle un poco del cariño recibido durante tantos años de dedicación, desvelo y esfuerzo. Tomaré las palabras del poeta y cantante argentino Alberto Cortez al hablar de su padre y proclamaré: Mi madre significa para mi, el signo más, el verbo ser y la palabra siempre. Como todas las madres, madres.