En la pasada primavera, quien es Guaje del barrio y gusta de pasear por él recordando los
tiempos de infancia y juventud en él vividos, se topa con la grata sorpresa de
pequeñas muestras florales que hablan mucho y bien de la sensibilidad y el buen
gusto de vecinas y vecinos que han tomado la responsabilidad de dar y mantener
una pincelada de color y perfume primaveral al entorno que les es más próximo.
Es algo que se agradece, ojalá cunda el ejemplo y se amplíe también a las
numerosas zonas verdes del barrio.
Ahora que uno viaja y
puede contemplar con sana envidia, al natural o en infinidad de postales y documentales lo
que en esta materia es común por la mayoría de los países de nuestro entorno, hay
que reconocer que aunque tímidamente nos
vamos aproximando a lo que se disfruta por esos lugares desde hace mucho
tiempo. Aunque lentamente, transitamos por el buen camino, que no decaiga.
Allá va una muestra de
lo comentado.
Un año después, en esta
primavera del 19, aquellas ventanas siguen luciendo hermosas con una nueva
floración, sin embargo, la masa floral en torno a los alcorques ha
desaparecido, y es una pena, seguramente consecuencia de algún malentendido. Sería bueno que
volvieran a lucir esplendorosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario